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Calificación: 4 de 5 estrellas.

Si hay películas que merezcan ser reconocidas por el mérito de imprimirle realismo, una de ellas es Boyhood de Richard Linklater. Gracias a la paciencia y la persistencia en hacer realidad un proyecto concebido a principios de la primera década de los 2000, la audiencia pudo disfrutar de un producto final entrañable y que resulta inmejorable para la apelación de la nostalgia, la melancolía o ambas a la vez.

La cinta que también escribió, nos muestra a un Linklater obsesionado con capturar el paso del tiempo y concentrarlo en poco más de 160 minutos, pero de una forma por demás realista y exacta. Grabada en 12 semanas reales, pero distribuidas entre el lapso comprendido entre el verano del 2002finales de agosto de 2013; tiempo durante el cual se utilizaron los mismos actores. ¿Cuál es el resultado? Un viaje que inevitablemente invita a la reflexión sobre el paso de los años y cómo estos nos van quitando, nos van sumando o nos van moviendo de lugar. Es inevitable que en algún punto de la historia que gira en torno a Mason (Ellar Coltrane) y su familia, nos sintamos identificados con él, sus padres (Patricia Arquette Ethan Hawke) o su hermana (Lorelei Linklater).

¿De qué va?

Es el trayecto de la infancia hacia la etapa universitaria que vive año tras año Mason, quien forma parte de una familia disfuncional donde sus padres se encuentran separados. Durante este transcurso, él y su hermana Samantha tienen que lidiar con la batalla de su madre por conseguir los medios para una vida mejor y menos sinuosa, donde además tienen que enfrentarse a los conflictos de ésta con sus diversas parejas sentimentales. Paralelo a esto, ambos niños (y posteriormente adolescentes) transcurren su ajetreada vida con las buenas intenciones de su padre por no convertirse en uno que sólo aparece los fines de semana.

Ethan Hawke y Ellar Coltrane, padre e hijo

¿Qué me gustó?

Que inevitablemente invita a reflexionar, recordar y a disfrutar de los días que ya no volverán. Poco a poco van brotando los momentos vividos, haciendo que por momentos seamos uno de los personajes de Linklater. Esto es conseguido en buena medida a las actuaciones de Arquette, Hawke, Lorelei Linklater y, desde luego, Ellar Coltrane, además del ya mencionado hecho de captar el paso del tiempo por cada uno de estos. Este aparentemente simple pero excepcional detalle es el que le brinda un dejo de naturalidad que difícilmente alcanzan otras películas. Son estos los factores que la ponen como amplia favorita para el próximo 22 de febrero, sin embargo: sigue sin parecerme superior a BirdmanWhiplash.

El tiempo juega excepcionalmente a favor de Linklater

¿Qué no me gustó?

Que pese a ser una historia bastante emotiva y que atrapa anacrónicamente al espectador, tiene un discurso fílmico mediano. Las transiciones de una etapa a otra resultan en algunos casos burdas y no colaboran con la fluidez de la trama. Entiendo que esto ocurre por el deseo de que sea el evidente cambio físico de los actos el que nos indique que ya nos encontramos ante otro momento de vida, pero no es precisamente la mejor forma de que una historia sea contada. Hay quienes lo ven como algo innovador o que se justifica, sin embargo a mí terminó por no dejarme disfrutarla del todo.

¿Vale la pena ir a verla?

Desde luego que sí. Me atrevo a decir que cualquier persona que vaya a ver Boyhood sentirá en el pecho y la cabeza un remolino de sentimientos y recuerdos con personas que quizá aún estén o junto a algunas que ya no. Es un ejercicio de melancolía que se agradece y disfruta bastante. El tiempo le dio la razón a Richard Linklater. Ésta es una de las fuertes candidatas para ganar como mejor película… para mí no lo es hasta ahora.

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